Después de mi estresante experiencia como chofer de lujo de un par de jovencitos, esa noche me llegó un correo de Uber en el que me notificaba "cuidado, tu calificación ha ido bajando...", seguida por el
ofrecimiento de tomar un videocurso que me daría excelentes consejos
para subir mi calificación y una velada amenaza de que si ésta
continuaba bajando me suspenderían/cancelarían mi permiso para trabajar
como socio/conductor.
Me dio un coraje... que ni pude dormir bien.
Concluí que, debido a que realizo tan pocos viajes, una o dos
calificaciones malas me pueden afectar muchísimo, lo cual no sucedería
si trabajara muchas horas todos los días de la semana. Pero ese no es mi
trabajo principal...
Además, desafortunadamente los usuarios te
pueden calificar mal por cualquier cosa, tanto por cuestiones válidas
como por cosas que están fuera de tu control: el calor, el tráfico, las
calles llenas de baches, etc.
Y a mí que me disgusta tanto que me
califiquen mal, sobre todo si lo considero injusto.... de modo que
decidí que al día siguiente trabajaría más horas y sería súper amable y
conduciría mejor que nunca... todo para subir mi calificación.
El
primer cliente fue un joven diseñador muy agradable, que se veía que se
había levantado muy contento y con mucho entusiasmo, conversamos
animadamente y al final del recorrido al centro de la ciudad hasta me
regaló espontáneamente su periódico.
Apenas me había estacionado
cuando sonó el teléfono indicando que había una nueva solicitud de
servicio de "Juana", a unas pocas cuadras de ahí. Pues "Juana" resultó
ser una teibolera de unos 30 años, con un microvestido que se le subió a
la altura del ombligo cuando se sentó en el asiento posterior,
mostrando sin ningún pudor los calzones. Junto con ella venía un joven
que más tarde comentó que acababa de terminar la secundaria, desaliñado y
con apariencia de pandillero, ambos se veían borrachos, drogados,
desvelados...
Otra vez pensé que estos individuos no son el tipo
de pasajeros que deseo atender, pero les hice la pregunta que sugería el
genial videocurso de Uber, para determinar mediante la respuesta si los
pasajeros deseaban platicar o permanecer en silencio: "¿Qué tal su día,
cómo están?".
"Bien enfiestados", contestó la mujer. "Ah,
¿terminó muy tarde la fiesta", pregunté, a lo que me contestó que no
había terminado... que sólo quería que la llevara a un domicilio para
cambiarse de ropa y que la trajera de regreso al centro.
Los
conduje a un barrio no muy recomendable pero afortunadamente no tan
alejado del Centro, esperé unos minutos afuera de una casa a punto de
caerse y los llevé de regreso. En el trayecto venían platicando
animadamente, pero luego se hizo un silencio... pude escuchar
perfectamente que se estaban besuqueando. Y la cínica mujer me dijo: "ay
señor, a las mujeres de más de 30 nos empiezan a buscar puros
jovencitos como éste... lo que quieren es aprender para cogerse bien a
sus noviecitas...." Sin comentarios.
El siguiente pasajero fue un joven capitalino a quien conduje al aeropuerto; profesionista, educado, buen conversador.
Hubiera
sido ideal conseguir otro pasajero del aeropuerto al Centro de la
ciudad, pero este privilegio lo reserva Uber a los conductores que pagan
una cuota mensual extra. Así que conduje de regreso a la Ciudad. Poco
más adelante me tocó atender un servicio Uber pool: primero un par niños
de secundaria (¿Tendrían tarjeta de crédito? ¡Claro que no!) y unas
cuadras más adelante una mujer. Con los niños no hubo problema, iban ahí
cerca, a comer pollo Church's.
Pero la mujer.... desde que la vi
me di cuenta de que estaba enfurecida. Siguiendo otro consejo del
videocurso, la saludé y bajé del vehículo para ofrecerle colocar una
sucia maleta rosa en la cajuela. Le ofrecí cambiar de estación al radio,
ajustar la temperatura del aire acondicionado, si tenía alguna ruta
preferida (videoconsejos)... pero ella apenas me hacía caso, permanecía
volteando hacia otro lado y me dijo que simplemente condujera derecho y
rápido porque tenía mucha prisa. Apenas pude contenerme para
preguntarle, "Grandísima puta, si tienes tanta prisa, ¿por qué pides
servicio Uber pool?".
Llegamos a una colonia pobretona, pero eso
sí, con un guardia en la entrada, vestido con un sucio y deteriorado
uniforme. Después de ver mi identificación me dejó pasar, lo bueno es
que apenas a dos cuadras llegamos al domicilio de la energúmena, quien
se bajó del carro sin dar las gracias y aventando la puerta. ¡Puta y mil
veces puta!
Inmediatamente después pasé afuera de una escuela
para recoger a una mujer, de apariencia sencilla pero sumamente educada y
agradable, que traía a dos hijos. Ofrecí colocar sus maletas en la
cajuela (ahora los niños usan maletas con rueditas para cargar sus
libros y cuadernos) y al abrir ésta me di cuenta con horror que la
energúmena había olvidado su sucia maleta rosa...
Me concentré en
el recorrido, pensando cómo haría para devolverla. Mientras, los hijos
de esta amable señora iban inquietos y bajaban y subían las ventanillas
del coche, hasta que pude ponerle el seguro. Esa noche, ya en casa, me
daría cuenta de que además de jugar con las ventanillas me dejaron la
alfombra y los asientos pisoteados y sucios.
En fin, al concluir
el servicio desactivé la aplicación para dirigirme nuevamente a la
exclusiva colonia de la energúmena a entregarle su maleta. Ya no se veía
tan furiosa, y aunque no me agradeció que le hubiera ido a devolver la
maleta, sí me pidió que la llevara de regreso, esta vez acompañada de su
pequeña hija. Ni hablar, trabajo es trabajo.
Después de ahí, otra
mamá con su hijo me pidió llevarla a una lejana, lejana colonia...
después conduje ahora sí de regreso a la Ciudad y atendí a un
profesionista afuera de un parque industrial, que me solicitó pasar por
su esposa a una colonia cercana para después conducirlos a un centro
comercial. Cuando se apearon, gustosamente desactivé la aplicación.
Suficientes emociones para un solo día.
En conclusión,
definitivamente, tal como lo vi venir, el segmento de pasajeros al que
ahora va dirigido el servicio Uber descendió brutalmente después de
aceptar pagos con efectivo y de introducir el servicio de Uber pool.
Ciertas personas me han dicho que bajaron sus tarifas a propósito en
venganza por la guerra que le hicieron los taxistas, comentan que
incluso ahora están por debajo de las que ofrecen los taxis verdes
regulares... y pensándolo bien, con el tipo de sujetos que me tocó
atender ese día, no lo dudo ni tantito. Tal parece que lo que empezó
como un servicio exclusivo y de calidad, ahora es simplemente CHAFA y
busca atraer clientela CHAFA.
Hola, Tino
ResponderBorrarA very interesting post from the perspective of the driver. I have never used Uber. Even in Mexico City, where memories still persist of the bad old days when travel by taxi was dangerous, I usually hail a taxi on the street. (Of course I do check to see that the proper identification is posted on the window, and that the photo matches the person who is driving.) A few years back I was visiting the city after my friend Alejandro had surgery. Each day I would take a taxi from my hotel near Reforma to Alejandro's home in an obscure "colonia" between the airport and the Basilica. I never had a problem, and most of the time I had very interesting conversations with the driver. Even though tipping is not expected in Mexico, I always tipped them as I would in the U.S. simply because they made the long drive in traffic so pleasant.
From your description it sounds like Uber has devolved from a special service into just another means of transportation, all in pursuit of the almighty dollar (peso).
Saludos,
Bill
Exactly, Bill, Uber started operations in Mexico with an ad campaigh that emphasized brand new cars, well-dressed drivers, and fashionable, professional, smiling riders. Between the lines, one could guess that it was a luxurious, costly service. I confess that I bought that image. You know, I'm not a driver but a translator with very high workloads, and the idea of escaping the type-type-type routine driving professinal, well-dressed, educated, and smiling riders around the city attracted me a lot. In the beginning, this was more or less true -- at the end of my shift I would check the inside of my car and I could hardly notice any signs of the riders. But this greedy company lowered the rates, accepted cash, and introduced the pool service -- the exact recipe to bring their service to the lowest level. That's not what they offered in the beginning, so... hasta la vista, baby.
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